El cineasta mexicano ha reconocido que todas sus películas son, en rigor, “autobiográficas” durante la gala homenaje que se le ha dedicado a través de un vídeo.
El cineasta mexicano Arturo Ripstein que esta noche ha sido homenajeado en el Teatro Cervantes, ha reconocido que “todo” lo que hace es, “indiscutiblemente, verme la cara y la de los que están alrededor de mí” en un vídeo en el que, además de mostrar su agradecimiento por el premio Retrospectiva-Málaga Hoy recibido, ha confesado que “todas” sus películas son, “en rigor, autobiográficas”.
“Las películas con una cierta ambición siempre cuentan con el corazón, las tripas y los ojos de quien las hace”, ha confesado Ripstein, quien recuerda que huía de la escuela para ir al cine. “Maté a varios tíos y abuelos, era lo que me permitía salir con buenos pretextos”, ha añadido.
“Los directores malos eran enormemente estimulantes porque a los 17 años viéndolos filmar, yo decía: yo lo puedo hacer mejor”, ha asegurado el director mexicano, quien ha reconocido que Max Aub se “inventó” que él había sido su asistente, pero que es “completamente falso” y que ha sido “un lastre” en su vida porque todo el mundo quiere que sus películas se parezcan a las de Buñuel y “no tienen absolutamente nada que ver”, según ha manifestado. “Las películas más parecidas mías a las de Buñuel no tienen nada que ver y es una mera fábula y, al final de cuentas, es tocarme un poco los cojones”, ha afirmado con rotundidad.
Ripstein ha recordado que, en una conversación con Guillermo del Toro, le dijo “reinvéntate”, y su respuesta fue: “la única forma de reinventarme es yendo a una tienda a comprarme ropa nueva, lo que tiene uno en las tripas termina más o menos devorándolo con la misma bacteria, la misma furia y la misma enjundia”.
De su faceta como actor dice que tiene “una docilidad absoluta” porque sabe “de qué se trata el asunto”. “Me enojo muchísimo con los directores porque me cortan escenas y diálogos, cosa que yo hago con una cierta plasticidad, pero cuando me lo hacen a mí ya me jode”, ha explicado el homenajeado, que ha lamentado que “un bicho contagioso” le haya impedido estar en Málaga.