La antequerana confiesa que “lo que lleva dentro” se lo “ha dado esta ciudad” en un encuentro con el director del Festival, Juan Antonio Vigar.
La actriz Kiti Mánver, que esta noche recibe el Premio Ciudad del Paraíso, ha expresado esta mañana en un encuentro mantenido con el director del Festival, Juan Antonio Vigar, que le gusta que “los compañeros vean que también haciendo papeles de reparto se puede llegar a un reconocimiento como éste” y, encima, “en mi ciudad, ya es para nota”, ha añadido. “Me gusta este premio porque sin ser una actriz de cine protagónica - en teatro sí me como roscos estupendos de protagonista-, pero en cine, excepto en El inconveniente, que me han dado este regalo, hago pocas protagonistas, me lo hayan concedido”.
“Soy riquísima: ya he pagado mi hipoteca, me dais este premio, concursa El incoveniente en el festival y, encima, en mi ciudad”, ha bromeado la actriz. “Mi infancia está aquí, parte de mi adolescencia está aquí, gran parte de lo que llevo dentro, de las sensaciones que tengo, me lo ha dado esta ciudad, Málaga”, ha expresado la intérprete, nacida en Antequera, que participa en esta edición del festival con la película El inconveniente, de Bernabé Rico, que se presenta hoy. Al equipo de la cinta se ha referido como “un universo de profesionales impecables, incansables trabajando, super creativos, capaces de pasar de un género a otro, muy libre trabajando y que, además, tienen una gran elegancia solucionando problemas”.
En el encuentro, Kiti Mánver ha realizado un repaso por los directores con los que ha trabajado, entre los que destacan Pedro Almodóvar, de quien dice que todos se “pegaban a él” porque “se notaba muchísimo que era alguien grande, con un talento especial, con una valentía para contar cosas desde un lado que nadie se atrevía”.
De Todo por la pasta, la película en la que trabajó con Enrique Urbizu, ha recordado que hizo que cambiara su “manera de relacionarse con los directores”. “Los actores que venimos del método nos ponemos muy espesos y lo llevamos todo muy reconcentrado y sabido, estudiamos como para dirigir, en lugar de para actúar, somos un coñazo para los directores”, ha confesado. “Pero Urbizu, al segundo día de rodaje, me trincó y me cantó las cuarenta, me dijo `quiero que el público vea tus intenciones a través de tus ojos, nada más´. Me dejé llevar y medieron un Goya. Relajé esa manera de llevar los personajes, con lo cual los directores han estado más relajados conmigo también después de eso”, ha añadido.
Respecto al teatro, en el que ella tanto ha trabajado, ha afirmado que lo pasa “genial” haciendo cine, pero que “si no hiciera teatro no sería actriz, de ahí nace todo”.