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REVISITANDO AL EMPERADOR RESTAURADO

Crónica de la primera sesión del Ciclo de Akira Kurosawa desarrollado por el Contenedor Cultural de la Universidad de Málaga


El martes 2 de abril tuvo lugar en el Contenedor Cultural UMA la primera sesión de un ciclo dedicado a Akira Kurosawa, uno de los grandes directores japoneses de todos los tiempos y el más occidental entre los clásicos.


El acto tuvo el privilegio de inaugurarse contando con la presencia de Enrique Garcelán, fundador de CineAsia junto con Gloria Fernández, proyecto que iniciarían hace quince años en forma revista especializada y que a día de hoy es, además de web de referencia, el mejor y más activo promotor en lo que a organización de ciclos, talleres y actividades relacionados con el cine asiático se refiere. Buena muestra de ello es el próximo curso de cine coreano que llevarán a cabo en colaboración con la Filmoteca de Catalunya entre el 8 de abril y el 23 de junio, y por el que este que les escribe desde Málaga siente particular envidia hacia aquellos que podrán asistir.


Antes de la proyección, Enrique nos dio a los asistentes algunas nociones sobre la vida y la obra de aquel al que llamaban El Emperador y de quien se decía que era tan exigente y perfeccionista que vendía su alma al diablo por una buena toma. Formado como pintor, la pasión de Kurosawa por el cine le vino de su hermano Heigo, que fue narrador de películas mudas (en japonés, benshi). «Como director, destacó por su habilidad para rodar películas de diferentes géneros (...) Le encantaba la cultura occidental. Había leído a Shakespeare, veía películas de John Ford... Y una de las cosas que más le gustaba en lo que se refiere a lenguaje cinematográfico era rodar desde gran distancia, con teleobjetivos... También le gustaban los fundidos en negro, que son como las comas de la literatura.», nos contaría entre otras muchas cosas. Una grabación desde larga distancia con teleobjetivos con las que el director buscaba aplanar el encuadre, dotar a las imágenes una mayor profundidad y dar más libertad y comodidad a los actores para interpretar sus papeles con naturalidad. Y unos fundidos en negro que muchos años después imitaría George Lucas en La Guerra de las Galaxias, película que a su vez le debe parte de su inspiración a La Fortaleza Escondida, otra obra de Kurosawa que también se proyectará en este ciclo el próximo martes 30 de abril.


En esta primera sesión la proyectada fue Yojimbo (1961), un largometraje que ha tenido numerosos remakes y versiones, siendo el más célebre de todos aquel Por un puñado de dólares que se rodaría apenas tres años después y que catapultaría a Sergio Leone a la fama; un western por el que el director japonés y la productora Toho presentarían una demanda dado el evidente plagio. «Signor Lione; acabo de tener la oportunidad de ver su película. Es una película muy buena, pero es mi película», escribiría Kurosawa en una carta al director italiano. «Como Japón es signatario de la Convención de Berna sobre el copyright original, debe usted pagarme». Productora y director acabarían obteniendo el 15% de la recaudación mundial, y Kurosawa llegaría a afirmar que terminó ganando más dinero por esos beneficios que por su propia película (aun habiendo sido un éxito también esta última).


Yojimbo nos narra la historia de un samurái sin señor al que el destino acaba llevando a una aldea donde dos grandes bandas están enfrentadas. Sanjuro (que así se llama el personaje interpretado por Toshiro Mifune) verá la oportunidad de hacer fortuna ofreciéndose como guardaespaldas (en japonés, yojimbo) de los líderes de ambas. Ambos bandos querrán tenerlo de su lado tras demostrar su habilidad con la katana, y el samurái mercenario jugará sus bazas en función de lo que le ofrecen y cómo proceden. Todo se desarrolla según lo planeado por Sanjuro hasta que regresa al pueblo Unosuke (interpretado por Tatsuya Nakadai), el más osado, inteligente y desconfiado de los hermanos de uno de los líderes, portador de un revolver que no tiene escrúpulos de usar cada dos por tres: un enemigo con el que de nada sirve su habilidad marcial si no logra acercarse a él.


Con personajes caricaturescos y escenas que arrancarán más de una risa, se trata de una película muy amena a partir de una historia muy sencilla que puede recordarnos a la de Cosecha Roja de Dashiell Hammett, algo no casual dado que, aunque no se cite, la novela negra inspiró la película. El gusto del director japonés por el género negro ya había quedado patente con el rodaje de El ángel ebrio (1948), El perro rabioso (1949) y Los canallas no duermen en paz (1960), y por la novela negra americana en particular lo sería en 1963, cuando rueda El infierno del odio, una película también de cine negro que adapta la novela King's Ramson, de Ed Mcbain. Esta última también se proyectará el próximo martes 23 de abril dentro del ciclo que nos ocupa.


Yojimbo supuso un antes y un después dentro del cine histórico japonés (llamado jidaigeki). Fue algo diferente a todo lo visto hasta entonces y redefinió el género, dando pie a infinidad de imitaciones. «(...) Kurosawa juega con el género y con las expectativas del público, llenando la película de duros “yakuza” que son cobardes y un “ronin” grosero y desaliñado», escribe Stuart Galbraith IV en El Emperador y el Lobo. La vida y películas de Kurosawa y Mifune. También redefiniría la personalidad cinematográfica de Toshiro Mifune, cuyos samuráis a partir de entonces serían «más frecuentemente unos sardónicos, lamentables y descuidados solitarios cuyas motivaciones son cada vez más ambiguas». Asímismo, la cinta innovó en el apartado sonoro: a los habituales sonidos de la katana y gritos usados hasta ese momento se les uniría por primera vez el sonido de la carne al ser cortada, y la música no tiene nada que ver con lo que se oía en las películas de samuráis. «El señor Kurosawa dijo: “Escribe lo que quieras, pero por favor, no escribas música de “chambara” [película de samuráis]”. Así que empecé de cero, con elementos del western mezclados con instrumentos japoneses tradicionales», contó Masaru Sato, compositor en la película. «Traté de reflejar la barbarie de la época. Desde entonces, la música “chambara” ha cambiado bastante.» Una barbarie también representada en las novedosas y violentas coreografías de lucha en el film.


Revisitar la cinta este pasado martes fue un verdadero placer. Hacía años que no la veía y me pareció aún mejor que cuando la vi por primera vez. Sin duda procuraré asistir a las otras tres sesiones, ya no solo por ver las películas en pantalla grande sino porque se proyectan las nuevas ediciones restauradas en alta definición a partir del negativo original que le debemos a A Contracorriente Films.


La próxima será Trono de sangre (1957), el martes 9 de abril, una adaptación en clave samurái del Macbeth de William Shakespeare. Como para perdérselo...


Bernabé Naharro


 

Yojimbo (Yojinbo)

Akira Kurosawa | 1961 | Japón

Duración: 111 minutos

Guion: Akira Kurosawa, Ryuzo Kikushima

Música: Masaru Sato

Fotografía: Kazuo Miyagawa

Montaje: Akira Kurosawa

Reparto: Toshiro Mifune, Tatsuya Nakadai, Yoko Tsukasa, Isuzu Yamada, Daisuke Kato, Seizaburo Kawazu, Takashi Shimura, Hiroshi Tachikawa, Yosuke Natsuki, Eijiro Tono, Kamatari Fujiwara, Ikio Sawamura, Atsushi Watanabe, Susumu Fujita, Kyu Sazanka, Ko Nishimura, Takeshi Kato, Ichiro Nakatani, Sachio Sakai, Akira Tani, Tsunagoro Rashomon, Yoshio Tsuchiya

Producción: Toho, Kurosawa Production Co.

Distribución: A Contracorriente Films

 

Bibliografía sobre Akira Kurosawa y su obra:


Autobiografía (o algo parecido), de Akira Kurosawa. Editorial Fundamentos.

Conversaciones con Akira Kurosawa, de Donald Richie, Nagisa Oshima, Gabriel García Márquez y Akira Kurosawa. Editorial Confluencias.

 

Próximas citas del Ciclo de Akira Kurosawa:


Trono de sangre - Martes 9 de abril a las 19:00 horas.

El infierno del odio - Martes 23 de abril a las 19:00 horas

Fortaleza escondida - Martes 30 de abril las 19:00 horas


Las películas se proyectarán en la Sala 3 del Contenedor Cultural UMA (Bulevar Louis Pasteur, nº23. Campus de Teatinos. Málaga). Entrada gratuita hasta completar aforo.

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