El actor, autor y director de teatro argentino recibe la Biznaga Ciudad del Paraíso sintiendo que tiene que estar `a la altura´ de lo que le están otorgando.
“Lejos de apoltronarme, de decir `bueno, ya está´, de congerlarme en la voluptuosidad del éxito y del halago del premio, lo vivo como un compromiso, siento que tengo que estar a la altura de eso que me están otorgando para lo cual es muy importante disfrutar el momento, sentirse muy halagado y al día siguiente o a los pocos días, olvidarlo”, así ha recibido el actor, autor y director de teatro argentino Óscar Martínez el premio Biznaga Ciudad del Paraíso que se le ha entregado de forma virtual hoy.
“Me siento en deuda con Málaga, es algo de muchísima generosdidad para conmigo, gané dos veces y, ahora me hacen este reconocimiento, me siento muy amado, querido y valorado”, ha explicado a través de un vídeo el homenajeado, que cuenta que, con 14 años, tuvo una revelación al ver a dos actores sublimes en una obra de teatro y supo que “tenía que hacer” lo que hacían “esos dos señores”. “Lo comprendí con el cuerpo, no con la cabeza e, inmediatamente, me puse a estudiar actuación”, ha confesado el actor.
Óscar Martínez también ha contado que, siendo todavía adolescente, se enamoró de la narrativa y empezó a leer “febrilmente” y, en un momento, incluso, tuvo esa “disyuntiva” de no saber a qué dedicarse. “Era como bígamo porque amaba las dos cosas por igual y fantaseé con convertirme en novelista. No hice eso, pero sí escribí teatro, tengo tres obras escritas, y también escribí un libro de ensayo sobre el trabajo del actor”, ha dicho.
Aunque de unos años a esta parte, está dedicado exclusivamente al cine, el actor reconoce que, lo que ha hegemonizado su carrera durante décadas ha sido el teatro, que defiende porque cree que es “el lugar donde el actor forja su instrumento y perfecciona su oficio”.
Respecto al trabajo del actor, Óscar Martínez, cuya carrera dio un giro con Relatos salvajes, ha explicado que el intérprete, ya sea un actor o un pianista, “no puede depender de la inspiración, no puede esperar el momento en el que son visitados por las musas”. “Un actor tiene que ir al teatro o al rodaje y hacer lo que hay que hacer en ese momento, en las condiciones en las que está, no puede depender exclusivamente de estar ese día inspirado o especialmente sensible para el trabajo, tiene que contar con una herramienta que lo faculte para invocar esa inspiración, pero para no depender enteramente de ella”, ha aclarado.
“A veces el cine es un gueto, los directores son muy prejuiciosos en ese sentido y entienden que un actor de teatro es un actor de teatro, pero yo creo que un buen actor en cualquier medio se desempeña bien. No me convocaban tanto para el cine y, a partir de Relatos salvajes, pasó algo que me volví visible para los directores y los productores”, ha confesado.
“Lo que sí me gusta pensar es que lo mejor aún no lo hice”, ha asegurado el actor, quien reconoce que, si todavía está y está “en condiciones óptimas” para trabajar, le gustaría pensar que dentro de 10 años, va a hacer “el mejor trabajo, la mejor película o el mejor espectáculo” que ha hecho “nunca”.