La guerra por la taquilla entre los gigantes de la industria del cómic Marvel y DC ha dado un giro inesperado. Ken Tsujihara, Chairman (Hombre Silla) y CEO de Warner Bros, propietaria de DC Comics, ha anunciado en la reciente Torredonjimeno ComicCon que las películas de superhéroes de la compañía van a tomar un rumbo diferente al trazado por su competidora directa. “Lo único que queremos es alejarnos del modelo de película de superhéroes de Marvel Studios”, asegura Tsujihara,  El Asombroso Hombre Silla. “Y, de paso, ganarnos el favor de los críticos, que no veas la de palos que nos están dando últimamente esos cabrones, me cago en la madre que los parió a todos. Esto último no lo publiques”, apostilla inútilmente. “Entiéndeme, nos gusta la guita cantidad, pero también somos personas sensibles, artistas, coño, y los descalificativos nos afectan profundamente”, dice mientras nos mete un billete de veinte pavos en el tanga para que sigamos imitando a una gallina. “Chris Nolan, Zack Snyder, David Goyer, veintisiete productores ejecutivos más de cuyo nombre no me acuerdo y yo hemos decidido rebajar la épica y potenciar el intimismo de los films basados en los personajes de DC. No es que no tengamos pasta suficiente para meternos en embolados de explosiones y efectos especiales tipo Los Vengadores, que tú sabes que sí; en Warner cagamos dinero, tenemos billetes para empapelar las paredes de todas las habitaciones de la mansión de Tony Stark y la de su puta madre, que quede clarito, ¿me entiendes o no? La nuestra es una decisión puramente artística”, remarca El Invencible Hombre Silla. “Nuestra primera producción basada en esta filosofía se llama Batman Superman Barcelona y la va a dirigir Woody Allen sobre un guión escrito por él mismo en solitario, que no veas cómo se puso cuando le sugerimos a Geoff Johns como coguionista”, comenta El Poderoso Hombre Silla. “Después de esta haremos Robin, el Chico Maravilla, y para llevarla en la dirección que nos hemos propuesto estamos barajando los nombres de Jim Jarmusch, Wim Wenders e Isabel Coixet. Probablemente la responsabilidad recaiga en esta última, porque al parecer la historia de un niño acróbata que pierde a sus padres en un accidente de circo y luego es adoptado por un playboy millonario le ha tocado la patata, según sus propias palabras. Una tía rara, la Coixet esta. ¿Todas las mujeres españolas son así? ¿No? Pues menos mal”.

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     La película de Allen, que a sus ochenta castañas ha declarado a otro medio “De verdad que no sé cómo me he dejado enhuertar en esto”, narra la historia de un Bruce Wayne (Joaquin Phoenix) en plena crisis existencial que viaja hasta Barcelona para descansar unos días de su estresante labor como luchador contra el crimen. Casualmente, Clark Kent (Josh Brolin) se encuentra en la Ciudad Condal cubriendo para el Daily Planet el tenso proceso independentista catalán, que está realizando rápidos progresos gracias a la aportación económica de Lex Luthor (Ed Harris), que le ha regalado a la Generalitat las urnas para el referéndum y algo de cash para los carteles y los botes de cola, que las brochas ya las trae cada uno de su casa, si eso. Wayne y Kent quedan prendados de la misma mujer, Diana Prince (Penélope Cruz), sin sospechar ninguno de los tres que los otros dos mantienen una doble vida como superhéroes, lo que da lugar a divertidos enredos y perturbadoras reflexiones psicoanalíticas.